Por Mariana Neira
El
gobierno ya había dictado medidas emergentes para combatir al coronavirus e
incluían no hacer fiestas para evitar el contacto y contagio, cuando -se
comenta-, a contracorriente, en Colta, al sur de Riobamba, que tiene una alta
población indígena, celebraron una boda. Habrían asistido unas 100 personas,
entre ellas dos turistas franceses infectados por el coronavirus.
Detectados
por los síntomas las autoridades enviaron a los extranjeros a un hospital en
Ambato. Y, automáticamente, “40 personas entraron al cerco epidemiológico por
tener contacto con estos turistas”. (Fuente nota: ‘Dos extranjeros son los primeros casos de coronavirus en Chimborazo’.
Ecuavisa 19 Marzo, 2020).
La
provincia de Chimborazo tiene la mayor población indígena en el país. Según el
censo del 2010, de 458.000 habitantes, 174.000 eran indígenas, o sea un 38%.
El caso
de Colta no preocupó mucho a los habitantes de Riobamba, capital de Chimborazo,
que es otro mundo. Se asustaron sí, cuando aumentó el número de contagiados y
apareció el primer muerto en esta ciudad.
“La
mañana del jueves 2 de abril del 2020, un joven de 27 años falleció en el
Hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Riobamba. Él
presentaba síntomas relacionados con el covid-19 y estaba identificado como
sospechoso de estar infectado”. (Nota: ‘Un
joven de 27 años falleció en Riobamba con sospecha de covid–19’. El
Comercio. 2 de abril 2020).
Dos
días después otro muerto por la peste en Riobamba, era una adulta mayor. Entonces
sí, comenzó a verse al coronavirus como un problema en la ciudad, pero en el
campo seguía agazapado.
Llegan a morir como los pájaros
Más
al sur de Colta, a 90 km de Riobamba, está el cantón Alausí con su hermoso conjunto
lacustre Ozogoche que tiene alrededor de 60 lagunas de diferentes tamaños y
formas. Muy cerca está el conjunto de lagunas Colay. A una de estas (Colaycocha,
se llamaría), aves llamadas gi-glis van en mayo y septiembre para suicidarse lanzándose
al agua. El fúnebre espectáculo ha sido visto por indígenas y mestizos. Según
la leyenda indígena, es un tributo a los dioses, pero por ahí alguien apareció con
una explicación científica: al pasar por este lago las aves aspirarían el gas
carbónico emanado por un volcán apagado que existiría en el fondo del agua, por
eso morirían.
Ahora
que llegó el coronavirus, los páramos chimboracenses vuelven a ser míticos, pero
con protagonistas reales: los indígenas que emigraron a la tropical Guayas,
provincia que limita con el sur de Chimborazo. Esta emigración ha sido histórica.
Los meses que no había siembra y cosecha en la Sierra, los indígenas
chimboracenses iban a Guayas y otras provincias de la Costa para trabajar en
las plantaciones de banano, café, etc., en sus puertos. Algunos regresaban
afectados por enfermedades tropicales.
Ahora
sus descendientes van al Guayas para realizar trabajos agrícolas y muchos a su
capital, Guayaquil, para comerciar alimentos, principalmente. Se calcula que allá
hay 200.000 emigrantes chimboracenses (indígenas y mestizos).
Pero
les agarró el coronavirus y no quieren morir allá, tampoco que sus cuerpos
terminen abandonados y en fosas comunes de Guayaquil. Entonces, como los gi-glis,
retornan al páramo para morir. Nomás que en algunos casos la muerte se les
adelanta y regresan en ataúdes escondidos entre las frutas tropicales que
transportan los camiones.
Camiones con alimentos y muertos
Los
vivos también vuelven, en grupos, usando los mismos camiones de frutas o a pie,
abriendo chaquiñanes, como se puede ver en videos publicados en las redes
sociales.
“Un
féretro embalado en plásticos y oculto entre gavetas de alimentos fue
descubierto la mañana de ayer, miércoles 8 de abril del 2020, por militares de
la Brigada Blindada Galápagos en un punto de control situado en el límite entre
Chimborazo y Guayas, a la altura del cantón Cumandá”. Al siguiente día, en otro
camión viajaban vivos tapados con ramas de eucalipto.
“Entendemos
el miedo de la gente y el deseo de refugiarse en sus hogares, o de enterrar a
sus seres queridos, pero al hacerlo sin ninguna precaución ponen en riesgo las
vidas de sus mismos familiares y de los demás”, dijo Luisa Loza, gobernadora de
la provincia. (Nota: ‘Un detenido por
ingresar a Chimborazo con un cadáver oculto entre cajas de alimentos’. El
Comercio. 9 de abril de 2020).
Y
empezó a correr el miedo. El día que se conoció este dato, algunas familias
riobambeñas desistieron de comprar alimentos de la Costa por temor al contagio
del coronavirus que viajó dentro del muerto y el muerto encima de las frutas.
El
diario riobambeño La Prensa (10 de
abril 2020) consultó al doctor Fausto Maldonado, neumólogo, si el muerto pudo
haber contagiado las frutas y él respondió: “No, no, en absoluto, ya sabemos cómo
se comporta el virus, otro hecho, se dice que en los periódicos viene el virus
y la gente andaba con el terror de que no se debe comprar el periódico, eso es
totalmente falso”.
Otros mueren en sus casas
Eso
sucede con los muertos viajeros, pero otros están muriendo en las comunidades
indígenas, dentro de sus casas. Lo contó el concejal de Colta, Luis Yumisaca:
“Yo he pedido al Municipio que dote de
combustible a los vehículos de los bomberos de Colta para que ellos trasladen
los cadáveres al Cementerio. Se demora el retiro de los cadáveres entre 12 y 24
horas. Un cadáver estuvo abandonado dentro de la casa porque nadie se puede
acercar”. Y pidió: “Un correcto manejo de los cadáveres porque en un cementerio han ingresado a las
11 de la noche a sepultar a una persona”.
La
tradición campesina y de muchos citadinos, en Chimborazo, es enterrar a sus
muertos con muchos acompañantes, llanto, música triste, bastante comida y licor
para matar a la pena. Pero el coronavirus está alterando hábitos y costumbres.
A los muertos los entierran en el panteón del pueblo, a escondidas, unos pocos
familiares que arriesgan sus vidas.
Según
Yumisaca, estos muertos estarían escapando de las estadísticas oficiales: “Yo
tengo un listado de las personas que he apoyado a gestionar en la policía las
ambulancias y la retroexcavadora”. Los enumeró por comunidades y obtuvo un
total de 16 personas muertas allí, en el campo, cuando las autoridades decían
que en toda la provincia de Chimborazo había solo 14 muertos. “Ellos
(autoridades) aducen que eran gente de edad avanzada, que tenían problemas cardíacos,
y si bien no podemos confirmar que murieron a causa del covid-19, tampoco lo
podemos negar… esto es lo que está pasando aquí”. (Datos del Diario La Prensa de Riobamba, 10 de abril 2020).
Piden se detecte y aísle a los
contagiados
Yumisaca
dijo que desearía saber cuántos campesinos de sus comunidades están
contagiados. “Necesitamos que se saquen las muestras para saber lo que pasa en
cada territorio, cuántos contagiados y cuántos deben estar en aislamiento. Puso
como ejemplo a la comunidad San Martin donde se dieron los primeros dos
contagios del covid-19 y gracias a la coordinación y organización, en su debido
momento, los 114 integrantes de la comunidad cumplieron con el aislamiento y
hoy por hoy, nadie resultó positivo”.
No
solo en Colta, también en otros pueblos campesinos están preocupados por el
retorno de la gente que estuvo en Guayaquil.
“En
Cebadas, cantón Guamote, al sur de Riobamba, existe preocupación por parte del
gobierno parroquial porque tiene información de que a nivel cantonal existen
tres casos y, además, se produce el retorno de cebadeños que residen en Guayaquil,
Quito y la Amazonía, aseveró Néstor Chávez, presidente del GADP-C. En estos
casos se les pide que cumplan la cuarentena de 15 días dentro de sus casas.
Estamos cumpliendo con los protocolos y se pide que cuando lleguen a las
comunidades se les aísle, ya sea en los hogares o en las casas comunales, que
tengan su propia vajilla, su propio baño”. (Datos del Diario La Prensa de Riobamba, 10 de abril
2020).
Felizmente
la gente empezó a darse cuenta de la importancia de la acción preventiva que,
también felizmente aunque en forma lenta, está ampliándose en el territorio
nacional. Los medios de comunicación informaron que hasta el 13 de abril había
406 centros autorizados para realizar pruebas del coronavirus en el país. Los del
Ministerio de Salud atienden gratis, los privados cobran entre 80 y 120
dólares. En Chimborazo operan los siguientes:
Riobamba;
Hospital Provincial General Docente Riobamba (Público). Teléfono: (03)2628-071.
Riobamba:
Centro de salud Lizarzaburu (Público). Teléfono: 0994310310.
Alausí:
Hospital Básico Alausí (Público). Teléfono: (03)2930-168.
Chunchi:
Hospital Básico Miguel León Bermeo (Público). Teléfono: 0999897619.
Colta:
Hospital Básico Publio Escobar (Público). Teléfono: (03)2916-798.
Guamote:
Hospital Básico Guamote (Público). Teléfono: (03)2916-198.
Guano:
Centro de salud Guano (Público). Teléfono: (03)6290-057.
Penipe:
Centro de Salud Penipe (Público). Teléfono:(03)2589-478.
(Nota:
‘Consulte aquí los centros públicos y
privados autorizados para las pruebas de coronavirus en Ecuador’. Diario El
Universo. 14 de abril 2020
Desnutrición y pobreza cómplices del
coronavirus
Al
coronavirus que llega de la Costa con vivos y muertos, en las comunidades de
Chimborazo lo reciben con desnutrición.
Estadísticas
oficiales dicen que los indígenas de Chimborazo son los más desnutridos del
país. La Ong Cedis informó que la tasa de desnutrición infantil en Chimborazo
está en el 44% y en sus parroquias rurales 60%. Es el hábitat ideal para el
coronavirus.
Si a eso se suma
la pobreza, el campo de Chimborazo es ‘una bomba de coronavirus’ que podría
explotar. “Esta provincia registra el 64.9% de población pobre. Nueve de los 10
cantones de Chimborazo tienen mayor porcentaje de
pobreza por necesidades básicas insatisfechas. Dos de sus diez cantones,
Guamote y Colta son territorios considerados pobres en un 90%”, reveló
la Secretaría Técnica de Erradicación de la Pobreza (Setep), mientras
presentaba a las autoridades de la provincia de Chimborazo la Estrategia
Nacional para la Igualdad y la Erradicación de la Pobreza (Eniep), en el
gobierno de Lenin Moreno.
¿Y
la Conaie dónde está?
Las
acciones para enfrentar a estos problemas son lentas. Ahora que llegó el
coronavirus, las autoridades, asustadas, desorientadas y con pocos recursos
humanos, económicos y sanitarios, están más preocupadas por las grandes
ciudades donde, obvio, hay mayores dificultades, pero no deben olvidar al
campo.
En
los recorridos que hacen los periodistas por Chimborazo se puede observar a
unos pocos funcionarios del Comité de Gestión de Riesgos y elementos de la
fuerza pública trabajando en los páramos. Y se nota la angustia de las autoridades
regionales por las limitaciones que tienen.
Estarían
colaborando algunos integrantes de Ong’s privadas vinculadas a la iglesia
católica y a los evangelistas que se repartieron las almas de los indígenas
chimboracenses.
Pero
a los eufóricos líderes de la poderosa CONAIE (Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador) no se les ve, no se les escucha, ni un boletín de prensa
sobre que están haciendo por ‘sus indígenas’ envían. Ahora más que nunca ellos los
necesitan en los páramos para que les expliquen por qué y cómo llega el
coronavirus al cuerpo humano, cuáles son los síntomas, cómo evitar los contagios,
qué hacer si se enferma, y para que ayuden a recoger cadáveres en las casas y
enterrarlos.
Se
los necesita para que como organización que ‘lucha por sus indígenas’, den
apoyo moral y material a los desvalidos del campo: niños y adultos mayores.
Todos
debemos unirnos para salvar del coronavirus a los campesinos, a los indígenas que
esparcidos por el campo tienen dificultades hasta para cultivar. Eso nos
advierte de otro peligro en un futuro inmediato: escasez de alimentos.