viernes, 27 de mayo de 2011

Ataque a mineros de Esmeraldas huele a advertencia

La forma como sacaron a los mineros de Esmeraldas de sus pequeños yacimientos, me huele a advertencia a los mineros artesanales del país.
El presidente de la república, Rafael Correa, decretó el estado de excepción en los cantones San Lorenzo y Eloy Alfaro, de Esmeraldas, para impedir la explotación de oro, y como en película, a las 08:00 del sábado 21 de mayo, una docena de militares llegó en helicópteros a esa zona donde hay unos 113 asentamientos mineros ilegales, que dan ocupación a unas 1000 personas. Los uniformados, armados como para la guerra, se desplazaron por varios frentes y con explosivos destruyeron máquinas, incluidas retroexcavadoras, de los pequeños mineros. En un yacimiento situado en la localidad de Ventanas, junto al río Cachaví, una veintena de trabajadores forcejearon con los militares, les tiraron piedras y los uniformados respondieron lanzando bombas con gas lacrimógeno. También dispararon. Tres personas resultaron heridas y 120 retroexcavadoras fueron destruidas. El ministro de Defensa, Javier Ponce, minimizó los hechos asegurando que solo hubo un herido y que se inutilizaron alrededor de 67 máquinas.
De inmediato los militares pusieron el rótulo ‘Clausurado minería ilegal’ y se quedaron sobrevolando en sus helicópteros para amedrentar a la gente.
Que la minería realizada de manera antitécnica, hace daño, es verdad. Se producen derrumbes que matan a los mismos mineros y lo peor de todo es que los químicos usados para la purificación de los metales, como arsénico y aluminio, más los residuos, contaminan los ríos convirtiendo a sus aguas en no aptas para el consumo humano, producen daños en la piel y matan a las especies animales y vegetales.
Todo eso es cierto, pero la gran minería también provoca contaminación. Lo dicen notas de prensa procedentes de otros países con experiencias mineras artesanales y modernas. Tan grande es el problema que hay naciones que están limitando toda forma de explotación minera en áreas pobladas. Sin embargo, el gobierno ecuatoriano cree que los poderosos consorcios mineros no contaminan porque usan tecnología de punta. Y trata de vender esta idea a través de múltiples reportajes en los medios estatales. (¿Quién los financia?)
Uno de los derechos humanos es al trabajo. Si la minería tecnificada no produce contaminación, ¿por qué la política estatal no se dirige a organizar, capacitar y dotar tecnología adecuada, de punta, a los pequeños mineros para que hagan una extracción no dañina al ambiente, a la gente? No lo hace porque su intención es desplazar a los pequeños mineros para adjudicar esos yacimientos a poderosas empresas mineras que ya estarían hasta seleccionadas. Lo sucedido en Esmeraldas es una advertencia de lo que podría acontecer en otras zonas mineras del país, como Zamora Chinchipe. No es necesario ser brujo/a para adivinar lo que se viene.