Mariana Neira
En
uno de los tantos medios de comunicación digital escuché a una persona reclamar
por el orden en que los gobernantes están presentando las estadísticas del
coronavirus, primero los muertos, los graves, los menos graves y al último los salvados
por esos ángeles de blanco, azul y verde que trabajan en los hospitales poniendo
en riesgo sus vidas. Destacar el número de muertos, poner énfasis en ellos,
atrae a la muerte, provoca más muertos; si destacáramos el número de salvados,
salvaríamos más vidas, decía.
Esta
persona, se nota, es seguidora de la teoría de la ‘ley de la atracción’ que más
o menos dice: lo que repites se convierte en tu realidad, si repites que eres
pobre, pobre serás, si repites que eres afortunado, rico serás. En síntesis,
hay que botar a la basura los pensamientos negativos y solo pensar en positivo.
Recordando
esta teoría, durante esta cuarentena me dediqué a repetir: ‘Ya mismo los
científicos encuentran la medicina y
vacuna para curar el coronavirus’ y, vea usted, un medicamente (remdesivir)
creado anteriormente para combatir al virus del ébola, ya usado en algunos
países de Europa y Asia para enfrentar al coronavirus, acaba de ser legalizado
en Estados Unidos para uso masivo cuando aún se discute sobre su poder curativo,
pero es una pequeña luz al final del túnel. Además, varios países tienen muy
avanzadas sus investigaciones sobre la nueva vacuna que los muy optimistas
dicen, empezarían a aplicarnos desde el próximo septiembre.
¡Hurra!
Mi pensamiento positivo está dando resultados, me dije, sin darme cuenta de que
debía haber continuado con esta actitud para detener a otros virus que se
sumaron a la pandemia: los ‘virus de la codicia’ y ‘virus de la política’.
‘Virus de la codicia’
La
tierra tiene al momento 7 mil 700 millones de habitantes. Con solo cobrar un
dólar por vacuna contra el coronavirus que todos los humanos estamos obligados
a consumir para salvar nuestras vidas, las farmacéuticas llenarían sus
bolsillos con 7 mil 700 mil millones de dólares. Pero no van a cobrar un dólar
sino mucho más y los millonarios serán más millonarios o aparecerán nuevos
millonarios.
Todos
tienen derecho a una ganancia por un producto que elaboran y venden, sin
embargo, en casos de epidemias y pandemias las farmacéuticas y empresas de
bienes sanitarios deberían mostrar un poquito de solidaridad humana y obtener
una rentabilidad moderada, pero la codicia es fuerte y se exacerba en
circunstancias como la actual. Las corporaciones del área de la salud del mundo
imponen sus precios y el poder político-económico gobernante se hace de la
vista gorda y casi no controla el lucro exagerado porque a más ingresos de las
empresas, más impuestos.
(Notas:
‘Las acciones de Gilead Scienses se
disparan, ¿es momento de comprar?’ elespanol.com. 17 abril 2020.
‘Coronavirus: cómo son las 6 vacunas contra
el virus que ya se están probando en humanos y qué países están ganando la
carrera’. María Elena Navas BBC News Mundo. 30 abril 2020
‘Fabricante del fármaco remdesivir contra el
COVID-19 espera pronta aprobación de la FDA’. El Universo. 1 mayo 2020.)
‘La FDA autoriza remdesivir para algunos
pacientes con covid-19’. CNN. 1 mayo 2020.)
El
‘virus de la codicia’ también está en las clínicas y hospitales privados que
cobran una barbaridad por curar a los enfermos de coronavirus y, si mueren y
los deudos no pagan la cuenta, no pueden sacar los cadáveres. Sucedió en
Guayaquil y es incomprensible porque se entiende que en ‘estado de emergencia’ el
Estado tiene potestad para usar todos los bienes que necesita para enfrentar
una guerra, ahora estamos en guerra contra una pandemia y el Estado debería
obligar a las empresas privadas de salud a que presten sus instalaciones y atiendan
a cualquier enfermo de coronavirus gratuitamente.
El
país necesita una explicación del gobierno sobre los alcances de la emergencia
de salud, que aclare cuál es la suerte
de un enfermo de coronavirus llevado urgentemente a una clínica privada sin
estar afiliado al IESS ni tener dinero. ¿Si muere, su cuerpo quedará
eternamente en prenda en esa clínica?
(Nota:
‘En clínica privada pidieron pago de
$68.000 para dar cuerpo a familiares: IESS asumió la deuda’. El Universo,
30 de abril 2020.)
Otro
‘virus de la codicia’ es la falsificación de medicinas, un mal incurable porque
algunos humanos, en el fondo, fondo, son aves carroñeras. Igual aquellos que
cobran por sacar los cadáveres de los hospitales.
‘Virus de la política’
El
‘virus de la política’ son los políticos corruptos que dirigen pandillas de
funcionarios ‘cobracoimas’ –al menos así han estado operando en Ecuador- encargados
de escoger a las farmacéuticas que mayor coima ofrecen para comprarles sus medicinas,
materiales y equipos de salud. Por si eso fuera poco, también se llevan las
ayudas nacionales e internacionales que llegan como donaciones y créditos para
las víctimas. Como ejemplo tenemos a los correistas que aún no devuelven muchos
de los tantos millones de dólares recaudados por el terremoto en Manabí y
Esmeraldas (2016) que, la Contraloría dice, se hicieron humo).
Ahora
quieren volver por las buenas (elecciones) o las malas (golpe blando). Con ese
fin iniciaron desde su autoexilio, en México, una campaña de desprestigio en
contra del gobierno que ellos mismos pusieron en el poder: Lenin Moreno.
Empezaron por seducir a un periodista tan ególatra como parcializado, de la cadena internacional CNN, para que ‘arrincone’
a los funcionarios del gobierno de Ecuador y les obligue a ‘confesar’ por qué permitieron
que la pandemia dejara tantos muertos tirados en las calles y casas de
Guayaquil. Qué pronto este periodista olvidó el saqueo correista que dejó en
bancarrota al país y un incipiente sistema de salud que colapsó.
Este
periodista tampoco recuerda (o no quiere recordar) que su mismo canal mostró
escenas de cadáveres abandonados en las calles de Wuhan, China; cadáveres
amontonados en una morgue de Loreto, Perú; cadáveres guardados en camiones de mudanza en
las calles de la mismísima Nueva York. ¿Por qué no ‘arrincona’ a los presidentes
y ministros de esos países igual que a los ecuatorianos?
Ese
no es periodismo serio, es sometimiento al poder de la seducción de un político
fugitivo.
(Fuentes:
‘Cadáveres y pacientes hacinados en el
hospital de la Cruz Roja de Wuhan’. Cnn. Enero 24, 2020.
‘Cadáveres apilados y un sistema de salud
colapsado, así se vive la pandemia en Loreto, Perú’. CNN. 30 abril 2020.
‘La policía de Nueva York localiza decenas de
cadáveres en camiones de mudanza sin refrigeración’. La saturación por la
pandemia en la ciudad hace que las funerarias recurran a remolques para
almacenar los cuerpos. Elpaís.com. 30 abril 2020.)
‘Otro
virus de la política’ es la carrera de los ‘imperios’ (Estados Unidos, China,
Rusia) por mostrar quién es más poderoso. China, por correr mucho, cayó en
‘estafas legales’ enviando productos sanitarios de mala calidad a varios países
del mundo, Europa incluida.
(Nota:
‘Coronavirus | El escándalo de los
defectuosos productos chinos para el coronavirus detectados en Europa’.
Redacción BBC News Mundo. 1 abril 2020).
Por
si eso fuera poco, China está bajo la mirada del mundo como sospechoso de haber
soltado al virus que está matando a miles de humanos, incluso de su mismo país.
Uno de los fanáticos del ‘imperio’ chino, Evo Morales, ex presidente de
Bolivia, con actitud triunfalista dijo que China había ganado la tercera guerra
mundial biológica sin disparar un arma. Soltar un virus es peor que disparar miles
de armas porque mata a mucha gente. Alguien le ordenó que callara porque luego dijo
que había que esperar la investigación para determinar el origen del virus. Si resultara
cierto que hubo manipulación deliberada del coronavirus o virus chino, sería
terrible, estaríamos frente a un genocidio mundial. (Nota: Evo Morales, sobre el
coronavirus: “China ganó la Tercera Guerra Mundial sin disparar ni un arma” Infobae. 13 abril 2020.)
Tras
estas observaciones llegué a una conclusión: el pensamiento positivo es débil
frente a las actitudes negativas, inhumanas.