El único monumento a la coima que existe en el mundo, está en Argentina. Eso dice un periodista de ese país. Ecuador tiene que decidir en cuál de las obras construidas con sobreprecios colocará el monumento que simbolice diez años de saqueo.
La historia del monumento
argentino fue publicada por el periodista Luis Gasulla en su libro El negocio
Político de la Obra Pública. Ese “único monumento a la coima que existe en el
mundo, es la estatua que está en el viejo edificio de Obras Públicas, hoy sede
del Ministerio de Salud, en plena avenida 9 de Julio… Dos estatuas, heladas, de
piedra, sorprenden ubicadas en los vórtices de un edificio de Buenos Aires, una
con un cofre en las manos y la otra con una mano extendida hacia atrás, pegada
al cuerpo, con la palma hacia afuera, mirando hacia abajo, distraída o
avergonzada, con un dejo de culpa… Y aunque está a la vista de todos, muy pocos
conocen su existencia”.
Lo mismo sucede con la
coima, todos ven como de la nada surgen nuevos ricos, pero pocos aceptan sea
por coima.
Según el resumen del libro
de Gasulla que publicó Infobae el 8 de marzo 2017, “Estas estatuas no figuran
en el proyecto original del edificio ni en los planos ni en ningún archivo… De
acuerdo a la versión más firme, fueron encargadas al artista Troiano Troiani… las
estatuas representan una denuncia sutil, una alegoría de lo que pasaba en los
años 30 con la obra pública… Por aquellos años se trazaba la avenida 9 de
Julio, y el edificio en 1933 dificultaba el trabajo. Idas y venidas, incluso
pago de “incentivos” (coimas), intentaban acelerar la obra”.
“Sí, Argentina cuenta con
el único monumento al soborno que existe en el mundo. Pero debemos señalar
también que la manera de recibirlo se fue diversificando en la última década:
ni la mano de palma externa pegada al cuerpo, de una estatua, ni el cofre en el
pecho de la otra, hubieran alcanzado para lo que se llevó la última década de
signo kirchnerista”.
“La profecía de piedra no
dimensionó bolsos, bóvedas, cajas fuertes, ni agujeros en el piso de casas de
funcionarios y conventos, que fueron necesarios desarrollar para almacenar la
incalculable cantidad de dinero que se desvió a las arcas ilegales,
mayoritariamente de la tan vapuleada obra pública”.
¿DÓNDE
PONEMOS EL MONUMENTO ECUATORIANO?
Ecuador tiene 64 casos de
macro corrupción registrados en el Museo de la Corrupción creado por planv.com.ec. Debemos decidir en cuál de
estas obras de la ‘revolución’ construiremos el monumento a la coima que debe
tener, como adornos, caletas, cajas fuertes, aviones, mansiones y carros de
lujo, computadoras, bancos, empresas, paraísos fiscales y una cadena de tíos,
suegros, hijos, esposas ayudando al lleve. O sea, las nuevas técnicas de robo
al Estado detectadas en Argentina, que son iguales a las de Ecuador.
Pero nuestros monumentos
a la corrupción deben ser varios e ir divididos por áreas y regiones. Se me
ocurre, por ejemplo, simbolizar la corrupción en materia petrolera con
monumentos a la coima en la Refinería de Esmeraldas y un pozo petrolero. En educación,
Yachay y las escuelas del milenio. En salud, las ambulancias. Quito debería
tener dos monumentos: la Ruta Viva que bien podría llamarse la Ruta de los Vivos,
y la Plataforma Financiera que por sus inundaciones frecuentes, le encaja preciso
el nombre de Plataforma Náutica que le puso un quiteño.