Los desequilibrios o la injusticia de la justicia son tremendos. Al ex presidente Rafael Correa y sus cómplices de cohecho, en el ‘caso Soborno’ que revela un perjuicio al Estado por 22’500.000 dólares (según el Procurador y aprobado por los jueces), les dieron una sentencia de 8 años. Igual a la señora María Eulalia Sanipatín, una mujer de 73 años, diabética y ciega encerrada en la cárcel por el delito de peculado, por 400 dólares (por presión pública el presidente Lenin Moreno ya la indultó). La diferencia de montos es exorbitante. Diga si no es injusticia.
Al
ex vicepresidente Jorge Glas y otros, juzgados en el ‘caso Odebrecht’ por el
delito de Asociación ilícita para un perjuicio al Estado de 41’100.000 dólares (según datos de prensa), les dieron una
sentencia de 6 años y al que le robó a un taxista 150 dólares, un celular y un
par de zapatos (valor total más o menos 400 dólares) le dieron una sentencia de
3 años 4 meses. También en este caso, la diferencia de montos es exorbitante.
Diga si no es injusticia.
Justicia doblegada por el poder
Estas
son las cifras de la justicia que enfurece a la gente que se pregunta: ¿dónde
está la justicia? Y confirmamos, una vez más, que la justicia está al servicio
de los que tienen el poder del dinero.
Puede
ser famoso, si no tiene dinero no tiene poder. Si al contrario, es un don nadie
pero dispone de dinero, tiene una justicia a su medida, a su gusto y difícilmente
será juzgado por más delitos que cometiere. Si tiene las dos cosas: dinero y
prestigio, prácticamente es ‘intocable’. (Se entiende por ‘prestigio’, ser
amigo de altas autoridades, de grandes empresarios, de financistas, de
estrellas de la farándula).
Justicia amedrentada
Estos
‘intocables’, en algún momento se topan con autoridades judiciales bien paradas
(como la fiscal Diana Salazar que contrasta con sus antecedieron, especialmente
con aquel que salió corriendo por miedo a procesar a las altas autoridades del
gobierno correista). Entonces, los ‘intocables’ usan la presión del miedo, del
dinero o del chantaje.
Rafael
Correa llegó a amenazar públicamente a los jueces que le juzgaban a él y otros
en el ‘caso Sobornos’, por haber recibido dinero de empresarios para financiar
sus campañas políticas y hasta pagar su tarjeta de crédito.
Jacobo
Bucaram movió sus ‘hilos’ para que el magistrado José Miguel Torres López rechazara la orden de captura que la fiscalía había
pedido para él, pero la jueza Gianella Noritz Murillo ya dictó prisión preventiva. Jacobo y sus
hermanos Dalo, Michel, prófugos, y otros, están siendo investigados por
vínculos con los ‘traficantes de medicinas’ para tratar el coronavirus que
fueron apresados en Guayaquil. Recordemos que en la casa de su padre, el ex
presidente Abdalá Bucaram, se encontró una bodega llena de mascarillas necesarias
para protegerse del coronavirus. Sus amigos ‘traficantes de medicinas’ vendían
fármacos para la misma enfermedad a precios exorbitantes y, lo más cruel, estaban
en mal estado y provocaron la muerte de médicos.
Justicia segregacionista
La
justicia es segregacionista. Para quienes lograron el status de ‘intocable’, usa
una terminología o ‘tipificación del delito’ diferente a la de los delincuentes
comunes y parece que eso marcara los tiempos de las penas con diferencias tan
abismales como las que vimos.
Quien
sustrae un celular en la calle, un caballo en el campo, un carro y bienes de
una propiedad o empresa privada, comete un ‘robo’ y es un delincuente, un
abigeo, un estruchante; en términos genéricos, es un ladrón. Quien se apodera
ilícitamente del dinero del Estado incurre en ‘asociación ilícita para cometer
un delito’, ‘cohecho’, ‘peculado’. Y el
ejecutor no es ‘ladrón’, es un ‘funcionario que cometió un delito’. Suena más
elegante, ¿verdad?
Cárceles de lujo
Si
llegaron a ser detenidos, el ‘ladrón’ va a la cárcel común que, bajo las
condiciones en las que funciona el sistema carcelario ecuatoriano, es una
escuela del delito. Los ‘funcionarios’ van a celdas privadas equipadas. Sin
embargo, se quejan incluso ante organismos internacionales por el mal ambiente
e insisten con los mejores abogados por rebajas de penas, la libertad o piden una
cárcel específica. Quieren estar en una ciudad grande para continuar con los
placeres de la vida a los que estaban acostumbrados cuando eran libres y
poderosos. Por información reservada conocimos que un alto funcionario que
ahora está en la cárcel de Latacunga, cuando estaba en la cárcel de Quito, a la
medianoche salía a dormir en un hotel de lujo.
Se reintegra a la sociedad
El
‘intocable’ que no huye a un ático en Europa, a un autoexilio en México, Miami
u otra ciudad y país, cumplida su sentencia vuelve a ser líder de opinión. Los
periodistas le buscan para entrevistarle sobre la especialidad que tuvo antes
de que se convirtiera en ‘funcionario que cometió un delito’. Incluso consiguen
otro cargo o lucha a capa y espada para volver a ser candidato (como lo está
haciendo Rafael Correa procesado por varios delitos). O si le da ‘la regalada
gana’ retorna a sus andanzas gritando: ¡Viva la Patria! Pero una persona cambia
de look: físico, ropa, hasta sus costumbres, pero no cambia sus instintos.
Sigue siendo lo que siempre fue: un funcionario corrupto.
(Detalles de los casos comparados en esta nota busque en los títulos:
*Tres
años de cárcel por robo. Eldiario.ec 28 junio 2019.
*Un año de cárcel por robar 2 caballos. La
Hora. 21 julio 2020.
*Mujer
ciega fue llevada a la Penitenciaría sentenciada por peculado en hospital
infantil de Guayaquil. El Universo 29 julio 2020.
*Ecuador: Odebrecht envió $ 41,1 millones a 7
firmas. El Universo. Domingo 30 de julio 2017.