domingo, 28 de mayo de 2023

UNA EMPERATRIZ ARREGLÓ LA CRISIS DEL OPIO Y LAS GUERRAS, Y ‘OCCIDENTALIZÓ’ A CHINA

El opio introducido por los británicos en China había “inundado el interior del imperio celestial” y se discutía si se imponía una política de represión y cierre de fronteras o la legalización del comercio de la droga, cuando una mujer llegó a este mundo: Cixí, que debió enfrentar la muerte de su Emperador por adicción al alucinógeno y arreglar la crisis provocada por dos ‘guerras del  opio’ perdidas.

Ella era la concubina del Emperador Xianfeg que, gobernando a escondidas de los hombres, aplicó un arancel al libre comercio del opio impuesto por los ‘occidentales’ triunfantes e inició la modernización de China, paradójicamente, copiando modelos occidentales.

SECUENCIA DE HECHOS

1835. Nació Cixí, en el seno de una familia humilde, sin saber que se convertiría en una de las mujeres más importantes del siglo XIX, responsable de la gobernación de China durante 47 años. Admirada por su cautivadora belleza y su desafiante personalidad, pero también temida por su crueldad con sus enemigos, su lema era “zi-quiang”, es decir, “hacer fuerte a China”.

1842. Se firmó el Trata­do de Nankín que sellaba la derrota China en la Primera Guerra del Opio.

1850-1861. Gobernó el Emperador Xianfegn, hijo de Daoguang. (Nació en 1831, murió en 1861).

LA CONCUBINA FAVORITA DEL EMPERADOR

1850. Cixí tenía 15 años cuando ella y otras 200 jóvenes se presentaron en la Ciudad Prohibida como candidatas para ser las concubinas del Emperador. De entre las muchachas que fueron ofrecidas a Xianfeng , Cixí, también conocida como Orquídea, fue una de las pocas elegidas, convirtiéndose así en noble de la corte china. Con gran astucia y movida por sus ambiciones, se iría abriendo paso y subiendo escalones en la jerarquía cortesana. Pronto se convertiría en una de las preferidas del Emperador; no solo por su belleza, sino también porque podía leer y escribir chino, algo poco común entre las concubinas.

Su cercanía al monarca y su capacidad le valieron para estar junto a él en los momentos de mayor confidencialidad del reino leyendo y escribiendo los comunicados. Esto le permitió comprender mejor las prácticas de gobierno y adentrarse en las artimañas de la corte de Pekín.

27 de abril de 1856. Xianfeng tenía como Emperatriz titular a Ci’an que no había conseguido darle un hijo. Cixí le dio uno al que le pusieron el nombre de Tongzhi y se convertiría en el primero en la línea sucesoria.

Cixí pasaba así de concubina imperial a ser la segunda mujer del monarca y Emperatriz del Palacio de Poniente. Sin embargo, sería la Emperatriz titular (Ci'an) la responsable de la crianza y educación del pequeño heredero.

1856-1860. Segunda guerra del opio.

Junio de 1858. La primera parte de la Segunda guerra del opio concluyó con el Tratado de Tianjin firmado por China con Francia, Rusia y los Estados Unidos.

18 de octubre de 1860. El Tratado de Tianjin fue extendido y ratificado por el hermano del emperador, el príncipe Gong, en la Convención de Pekín, mientras las fuerzas occidentales incendiaban el Antiguo Palacio de Verano. Este Tratado, entre otras cosas, “legalizó el comercio del opio en China”.

“Ante la amenaza de que los ejércitos occidentales entrasen en la Ciudad Prohibida, la familia imperial huyó para refugiarse en su residencia de caza. Exhausto y afectado por el consumo del opio, el Emperador Xianfeng  moría” (1861), dejando tras de sí a su heredero (Tongzhi) de cinco años, un consejo de regencia formado por los nobles tradicionalistas que habían apoyado la guerra con Occidente y un país destrozado por los conflictos externos e internos.

CIXÍ EMPEZÓ A GOBERNAR

1861. “La modernización de China comenzó en 1861, cuando Cixí llegó al poder”, dijo el escritor Jung Chang. “Algunos de sus logros eran conocidos, pero siempre eran atribuidos a los hombres que la rodeaban”. Según una versión de National Geographic: “China estuvo marcada por las decisiones de Cixí que impondría su autoridad a pesar de la posición inferior que el rígido protocolo de la corte asignaba a la mujer: la emperatriz viuda presidía las audiencias tras un biombo, pues los ministros no debían verla, y nunca pisó el recinto delantero de la Ciudad Prohibida, reservado al emperador. Por ello necesitó a hombres fieles que aplicasen sus decisiones, como el príncipe Gong, que estuvo al frente del Gran Consejo imperial…”

Durante su mandato, la economía creció y hubo esfuerzos para mejorar la educación de las niñas. “Abolió el tradicional ‘vendado de los pies’, costumbre primero practicada por las niñas de la dinastía Tang de China para limitar su crecimiento normal y hacer sus pies lo más pequeños posible”. También abolió torturas como la ‘muerte por mil cortes’. “Los manchú de esa época habían convertido la tortura en un arte cruel que incluía la muerte por medio de miles de cortes mientras se estaba en lo que podría llamarse una chaqueta de alambre, y ‘muerte por mortificación’, en la cual los miembros eran quitados del cuerpo uno por uno”.

Además, dotó a China de infraestructuras modernas, desde la electricidad hasta el ferrocarril y la canalización de agua en las ciudades.

Cixí, consciente de que era necesario abrir China para prosperar, ideó un astuto golpe de Estado contra la regencia tradicionalista en la que no hizo falta llegar a las armas y junto a la complicidad de los dos hermanos del difunto monarca, logró que la regencia recayera en ella y en la Emperatriz Ci'an. Ambas se repartieron las tareas: mientras que la esposa oficial de Xianfeng se ocupaba de la intendencia del palacio y del nombramiento de funcionarios; ella controlaba todo lo demás.

Cixí quería “modernizar China para impulsar la economía y evitar la sumisión a Occidente. Así lo había hecho Japón, que se convirtió en una grave amenaza para China. Cixí era partidaria de la occidentalización, aunque no a cualquier precio”. Pero también sabía que apostar por unas reformas, provocaría oposiciones del pueblo, la nobleza y los funcionarios que en su mayoría aborrecían a los bárbaros occidentales. El objetivo de la Emperatriz era “hacer fuerte a China y pese a las críticas logró pacificar el país, saneó las cuentas, creó una armada y promovió la apertura al mundo con la ayuda de occidentales como el británico Robert Hart quien estuvo a cargo durante casi 50 años de las aduanas chinas y fue fiel colaborador de la regente”.

1873. Cuando su hijo Tongzhi cumplió la mayoría de edad, Cixí se retiró sin dejar de controlar todo en las sombras. Él no sentía ningún interés por el gobierno –prefería la ópera y el sexo– ni por su esposa Alute que resolvió morir por inanición, en la más estricta tradición confuciana, después de que la viruela matara a Tongzhi en 1875. Muchos adjudicaron sus muertes a las pérfidas artes de una Cixí sedienta de poder, lo que alimentó la leyenda negra de la emperatriz.

Entonces, las dos emperatrices volvieron a asumir el gobierno. Su alianza duró hasta que Ci'an falleció con 43 años. Cixí, sola y consciente de la falta de un heredero directo ya que Tongzhi había muerto sin descendencia, eligió a su sobrino, el pequeño Guangxu, como próximo Emperador que al igual que el anterior sería una marioneta en sus manos.

AL OPIO LIBERADO LE PUSO ARANCEL

1880. Lo que sucedió con el opio en China después de las dos guerras con los occidentales, es poco conocido. Recordemos que al ratificar el Tratado de Tianjin, en 1860, “se legalizó el comercio del opio” en el país asiático, pero no se encontraron datos que indiquen cómo influyó eso en el tráfico y consumo de la droga. Apenas encontramos unas líneas sobre el tema: “La emperatriz regente Cixí empleó la única arma efectiva contra los contrabandistas y las mafias al legalizar la importación y el consumo con un arancel de 5%, y en 1880, el emperador Guangxu, bajo su tutela política, legalizó nuevamente el cultivo de opio chino”.

1889. Guangxu cumplió la mayoría de edad y asumió el poder, pero duró poco porque tuvo una demoledora derrota ante Japón, en 1895, y falló en la Reforma de los 100 días. Cixí, con otro golpe de Estado, retomó el poder. Con la participación de un nuevo personaje, Kang Youwei, intentaron asesinarla y Cixí puso a su hijo adoptivo (Guangxu) bajo arresto, en el propio palacio, durante el resto de su vida e inició una persecución contra los intelectuales que habían ideado el plan, seis de los cuales acabaron decapitados…

Cixí ejerció el poder efectivo en China desde el año 1861 hasta su fallecimiento en 1908, o sea, a los 73 años. “Su muerte paralizó su plan de reforma gubernamental”.

(Fuentes: 1 Primera Guerra del Opio. Debates internos sobre la legalización del Opio. Wikipedia.

2 Cixí, la última Emperatriz china: de concubina a gobernar un imperio.Debate.es. Madrid 04/09/2022.

3 Cixi, la emperatriz. Libro de Jung Chang.

4 La historia oculta de Cixí, la poderosa emperatriz que tuvo las riendas del poder en China en el siglo XIX. Biografía de BBC News Mundo. 9 febrero 2020.

5 Cixí, de concubina a emperatriz de China. National Geographic. 22 marzo 2023.

6 La Guerra del Opio: cuando China dijo basta al narcotráfico inglés. José Ignacio Orbe).

7 Guerra a las drogas: fracasando desde 1729. Panampost.com Por Guillermo Rodríguez González. 22 agosto, 2016.) MN. 24 mayo 2023.


domingo, 21 de mayo de 2023

EL PODER DE LAS DROGAS PROVOCA GUERRAS COMO EL OPIO EN CHINA

La Chi­na de finales del siglo XVIII parecía tan poderosa y avanzada como los más importantes de Europa, pero era un gigante con pies de barro. Su situación interna era conflictiva. El crecimiento demográfico, las subidas de impuestos, una serie de malas cosechas y los repetidos períodos de hambruna generaron un profundo malestar social que derivó en numerosas rebeliones populares.

Tenía una política de rechazo a las influencias externas que contrastaba con las intensas relaciones comerciales que mantenía con los europeos porque su gobierno no estaba dispuesto a renunciar a la plata que ellos dejaban en sus arcas. A través del puerto de Cantón, en el sur del país, China exportaba té, algodón, seda y porcelana. Los británicos ofrecían tecnología e inventos ingleses, pero por la escasa de­manda interna, los elevados aranceles y la política de puertas cerradas, los chinos importaban poco.

Desesperados por equilibrar la balanza comercial, los europeos usaron la diplomacia para acceder al mercado chino, pero no fue efectiva. Se toparon con la negativa china a abrirse a las potencias occidentales. Y empezó la venta clandestina de opio que se convirtió en un problema interno e internacional que llevó a guerras a China con países de Occidente: Gran Bretaña, Francia, Rusia, Estados Unidos.

LA INVASIÓN DEL OPIO COMENZÓ EN 1723

1723-1725. Gobernó China el Emperador Yongzheng o Yinchen.

1723-1736. China prohibió la venta del opio y el fumarlo constituía un problema castigado con la muerte.

Con la prohibición del opio se originaron las condiciones para traficar ilegalmente, dicen algunos estudiosos del tema. Veamos cómo se expandió el vicio.

18 de octubre de 1735 hasta 1796. Gobernó China el Emperador Qianlong, de la dinastía Qing (nació: 25 septiembre 1711- murió: 7 de febrero de 1799).

1729. Entraron a China doscientas cajas de opio llevadas por los ingleses, holandeses y portugueses.

1757. “La East India Company establece el monopolio de la producción de amapola en la India. En este sentido, en voz de Warren Hasting –gobernador de todas las posesiones británicas en la India- declaraba que el opio es un ‘pernicioso artículo de lujo, que no debe ser permitido más que para el comercio extranjero’. Desde este momento es que el cultivo de la amapola alcanza extensiones en el imperio anglo-indio, que se convierte en el más amplio centro de producción, consumo y exportación del mundo”. (Aparicio; 1972).

1760. Se introducen cuatro mil cajas; en 1796, la cantidad subió a 6.564.

Por estos antecedentes, el Emperador Qianlong rechazó todas  las peticiones de apertura comercial y religiosa que le hicieron representantes del imperio británico:

1759. James Flint hizo la primera gestión diplomática y fracasó.

Agosto 1793. El embajador británico del Rey Jorge III, lord Macartney, intentó por segunda ocasión y también fracasó. “El orgullo inglés chocó con la indiferencia del Emperador Qianlong. El embajador que se negó a seguir el protocolo tradicional para hablar con el Emperador, es decir, postrado desde el suelo, pasó a mostrar toda clase de regalos, de tecnología e inventos ingleses. El Emperador le trató con condescendencia, pero sin interés. Después de ofrecerle un suntuoso banquete, a los días le mandó de vuelta a Londres con una carta donde decía que él ‘nunca había apreciado los artículos ingeniosos’ y que ‘no tenía la mínima necesidad de manufacturas de Inglaterra”.

1796. Qianlong abdicó.

1796 a 1820. Le sucedió su hijo, el Emperador Jiajing o Yongyan (nació: 1760, falleció: 1820).

BRITÁNICOS USARON OPIO PARA EQUILIBRAR BALANZA COMERCIAL

El hermetismo de las instancias gubernamentales chinas acostumbradas a mirar por encima del hombro a cualquier otro país, colmó la paciencia de un imperio británico que pronto se decantaría por medidas me­nos diplomáticas para vencer la resis­tencia comercial del gigante asiático.

“Para lograrlo, recurrieron al tráfico de opio. La adormidera, planta de la que se extrae el opio, se cultivaba en distintas zonas de India y se pro­cesaba en factorías de la Compañía de las Indias Orientales. El opio era adquirido por comerciantes británicos que operaban en Cantón. Una vez en la ciudad, los mercaderes hong, que sacaban su propia tajada del negocio, lo distri­buían al interior del país a través de una decena de puertos”.

LA ‘MEDICINA’ SE CONVIRTIÓ EN PLAGA

En China, la droga era conocida por sus bondades medicinales, pero nin­guna autoridad había previsto los de­vastadores efectos que podía provocar su adicción.

Su contrabando y consu­mo se expandieron por todo el territo­rio con rapidez y provocaron serios problemas, tanto por el elevado número de adictos, como por el déficit comercial frente a Inglaterra que generó una grave crisis social en China. Entonces, este país prohibió en 1800 la importación legal de opio y en 1813 totalmente su uso.

En medio de esa situación, en 1815, los británicos hicieron un tercer intento para lograr apertura comercial, a través de lord Amherst que sumó un tercer fracaso.

LOS BRITÁNICOS ESTALLARON

Cinco años más tarde, en 1820, probablemente ya había un millón de chinos adictos a la droga. El imperio asiático optó por soluciones domésticas, sin importarle la reacción del mundo, lo que le costó caro.

La primera decisión de las autoridades manchúes fue expulsar de Cantón a los trafican­tes de opio. Entre las clases dirigentes chinas había dos posturas. Mientras unos defendían la prohibición absoluta y la represión del tráfico del opio, otros se decantaban por su legalización con el fin de evitar males mayores. La aparición de Lin Zexu, gobernador de Hubei y Hunan sería clave para decantar la balanza.

1820. El Emperador Jiajing o Yongyan falleció. 

1820-1850. Gobernó el Emperador Daoguang (nació: 16 de septiembre 1782-falleció: 25 de febrero 1850).

A esa fecha, el problema de adicción al opio era muy notorio entre las clases dirigentes, funcionarios, incluso príncipes. En 1830 el Emperador Daoguang clamaba en un edicto:

El opio está inundando el interior del imperio celestial. La multitud de consumidores crece día a día, y cada vez hay más gente que lo vende; son como fuego y humo, destruyendo nuestros recursos y haciendo daño a nuestros súbditos. Cada día es peor que el anterior”.

PRIMERA GUERRA DEL OPIO

A finales de 1838, Lin Zexu fue nombrado comisario imperial con la misión de erradicar el tráfico de opio de la provincia de Guangdong, en la que Cantón se hallaba circunscrita. El comisionado chino exigió a los traficantes y a la co­lonia extranjera la entrega de todas las existencias de opio. Por supuesto, los británicos se negaron y la respuesta de Lin Zexu no se hizo esperar. Ro­deó el barrio europeo prohibiendo to­da comunicación con los barcos ancla­dos en la bahía. Los europeos tuvieron que ceder y ver cómo se destruían más de 20.000 cajas de opio valoradas en cinco millones de libras. Estas acciones encendieron la mecha.

Cuando la noticia llegó a Londres, los británicos reaccionaron enviando en 1840, dieciséis buques de guerra y veinte transportes llegaban a las cos­tas chinas cargados con cuatro mil hombres. Tras desplegarse ante algu­nos de los puertos más importantes, el gobierno británico envió una carta a Pekín exigiendo la legalización del comercio del opio, el pago de una in­demnización por las mercancías des­truidas y la apertura de nuevos puer­tos al comercio exterior.

Esta primera derrota china, en la primera guerra del opio, despertó las ansias comercia­les de otras potencias que exigieron privilegios similares a los de los britá­nicos. Fue un duro golpe para su maltrecha economía.

“Política­mente, el fracaso mermó el prestigio de los manchúes en el interior y sacó a relucir todas las debilidades de la obsoleta maquinaria estatal. El ejército, poco acostumbrado a las derrotas, cayó en un estado de abatimiento que lo paralizó. Y múltiples brotes de pro­testa social estallaron en todos los rin­cones del Imperio. El más importante fue la rebelión de los Taiping, un en­frentamiento que rozó la guerra civil entre los seguidores de una secta, el Reino Celestial de la Gran Paz, y las fuerzas imperiales.

En 1841 hubo otro enfrentamiento porque, a pesar del ataque británico, el emperador chino (Daoguang) se negaba a ceder y declaró la guerra a Gran Bretaña que respondió con dureza y tras más de un año de con­tienda en la que arrasaron diferentes bastiones chinos, en 1842, las tropas entraban en la ciudad de Nankín. Tres semanas después China e Inglaterra firmaban el Trata­do de Nankín, que ponía fin a la gue­rra y, entre otras resoluciones, se abrían cinco puertos (entre ellos el de Shangai) a los comerciantes extranjeros y Hong Kong se entregaba a los ingleses a perpetuidad.

SEGUNDA GUERRA DEL OPIO

Con este acuerdo China quedaba a merced de la influencia extranjera y sufriría una tras otra derrotas morales. La mayor se dio durante la segunda guerra del opio (1856-1860). En junio de 1858, la primera parte de la guerra concluyó con el Tratado de Tianjin, en el cual Francia, Rusia y los Estados Unidos tomaron parte.

A la codicia inglesa se añadió la violencia francesa, principal responsable del saqueo y quema del elegante Palacio de Verano de los Emperadores en Pekín.

Entonces, el Tratado de Tianjin, firmado en junio de 1858, fue extendido y ratificado por el hermano del emperador, el príncipe Gong, en la Convención de Pekín del 18 de octubre de 1860. El comercio del opio fue legalizado y a los cristianos se les fueron concedidos todos los derechos civiles, incluyendo el derecho a la propiedad privada y el derecho a evangelizar. Así se puso final a la Segunda Guerra del Opio. Queda claro quién ganó en esos 6 años de guerras.

(Fuentes 1: ‘La Guerra del Opio: cuando China dijo basta al narcotráfico inglés’. José Ignacio Orbe. Madrid 13/02/2022. eldebate.com

2: Resumen de artículo publicado en el número 478 de la revista Historia y Vida.  redaccionhyv@historiayvida.com .

3. ‘Capítulo II. Fase capitalista del opio: la mercancía en el Siglo XIX’. http://www.economia.unam.mx/secss/docs/tesisfe/GuillenVJR/CapII.pdf

4: ‘La segunda guerra del opio’. Wikipedia.)

Mn. 8 mayo 2023.


domingo, 30 de abril de 2023

HUMANOS ALUCINADOS POR LOS ALUCINÓGENOS, SIEMPRE HUBO

 Los historiadores han detectado que desde hace 5.000 años ya había narcoconsumo en los antiguos imperios: Roma, Grecia; en los imperios indígenas de América; en Asia. Parece que antes estuviera ligado a los círculos intelectuales y religiosos, pero desde el siglo XX se nota un consumo a todo nivel pese a los controles al narcotráfico. Esto empuja a que lo que empezó como un vicio –que es controlable- se convierta en adicción –incontrolable-. El adicto no puede vivir sin droga y puede morir por la droga (sobredosis, accidentes, crímenes). Es un gran problema que golpea por igual al consumidor, a la familia, a los gobiernos.

Aquí vemos la diferencia entre vicio y adicción:

Vicio: conducta perjudicial que se considera reprobable desde el punto de vista moral (RAE, 2015).

Adicción: dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico (RAE, 2015)”.

Según los expertos en psicología: “La adicción no se centra en lo que está bien o mal (como el vicio), sino en la dependencia real que produce un impacto nocivo en la vida de la persona”.

¿La pregunta es, en qué momento el vicio se convierte en adicción? “Somos adictos si aparece una idea obsesiva en relación al consumo de alguna sustancia y se manifiesta como un deseo que debo realizar a pesar de saber que racionalmente no debería hacerlo”.

Con estos criterios los expertos respaldan la tesis que dice: “La adicción nunca debería ser tratada como un delito, sino ser abordada como un problema de salud” (Ralph Nader)”.

Tan invadidos como estamos de droga, adictos, carteles asesinos, enriquecimiento ilícito, narcocorrupción, etcétera, la gente ha empezado a cuestionar esta teoría. Ya son muchos los ‘enfermos por narcoadicción’ por el abuso en el consumo y, si se toma en cuenta la ley del mercado: si hay oferta es porque hay demanda (consumo).

HISTORIA DE DROGADICCIÓN EN EL MUNDO

CANABIS

El cannabis o mariguana tiene una historia más larga que el opio.

En el norte y centro de Europa la planta ha estado presente desde hace más de 5.000 años.

Se sabe que los chinos cultivaban cannabis hace al menos 2.500 años y tanto el producto como el conocimiento de cómo hacerlo, habría viajado por la Ruta de la Seda.

El mundo antiguo tenía fábricas de drogas a gran escala hace 3.000 años.

Dioscórides estaba familiarizado con el cannabis e informó que el uso extensivo tendía a sabotear la vida sexual del usuario, hasta el punto de que recomendó usar la droga para reducir el deseo sexual en personas o situaciones en las que dichos impulsos podrían considerarse inapropiados.

El filósofo romano Plinio el Viejo, al enumerar las propiedades de muchas plantas en su “Historia Natural”, también habla de la “hierba de risa”, que según él es “intoxicante” cuando se agrega al vino.

Galeno describe cómo se usaba la marihuana en las reuniones sociales para ayudar a traer la “alegría y la risa”.

EL OPIO

Una de las primeras pistas de que los antiguos consideraban que la amapola era más que una planta bonita, proviene de su uso frecuente como motivo en estatuas y grabados.

Los arqueólogos han descubierto que, ya en 1600 a.C., se fabricaban pequeños frascos en forma de “cápsulas” de amapola, esa bola abultada que está debajo de los pétalos de la flor que produce opio.

Científicos israelíes encontraron rastros de opiáceos en vasijas de cerámica en un antiguo cementerio que data de unos 3.500 años.

Según un comunicado publicado por la Universidad de Tel Aviv, el Instituto de Ciencias Weizmann y la Autoridad de Antigüedades de Israel, los cananeos usaban la droga psicoactiva como una “ofrenda por los muertos”.

EL COMERCIO

Hubo un comercio internacional de drogas desde el año 1000 a.C., y la arqueología, combinada con la ciencia, aclara una imagen que parece haber sido cuidadosamente ocultada por escritores antiguos y sus traductores posteriores.

Pese a la alteración de la realidad, se ha descubierto que en el antiguo mundo del Mediterráneo dominaban dos drogas: el opio y la marihuana.

A diferencia de nuestro tiempo, los griegos y romanos de la antigüedad consumían drogas legales. Tanto es así que tenemos pistas para sospechar que estas sustancias se movían por el mercado de manera habitual. En el 301 d. C., Diocleciano promulgó el “Edicto sobre precios máximos”.

ADICCIÓN

De manera general, las sustancias psicotrópicas tuvieron un uso medicinal y ritual durante la Antigüedad, pero griegos y romanos también se drogaron por diversión.

Tanto es así que, por entonces, ya se temía que el consumo de drogas se convirtiera en una adicción perjudicial para la salud. Diágoras de Melos, en el siglo V a. C. ya avisaba de este problema en la sociedad de su época. Parece que no fueron muchos los que le hicieron caso y durante el esplendor de la civilización griega y más tarde con el dominio romano, se movieron muchos tipos de drogas por todo el Mediterráneo: sustancias naturales que producían algunos efectos como enfriar, calentar, secar o relajar el cuerpo. Por ello, como ahora, se usaban como productos medicinales, pero siempre hubo quien experimentó con distintas posibilidades.

¿Emperadores adictos? Se cuenta que fue Alejandro Magno quien introdujo el consumo del opio al haberlo conocido en sus campañas militares por Asia.

Andrómaco de Creta, el médico de Nerón, elaboró un medicamente que llevaba un treinta por ciento de opio: el antidotus tranquillans. Sí, entonces ya eran rimbombantes los nombres de medicamentos. El emperador Marco Aurelio nos dejó alguna que otra visión inquietante en su obra “Meditaciones”. Algunos investigadores sostienen que son referencias típicas de la filosofía estoica, otros ven el efecto de la infusión de opio con vino que Marco Aurelio tomaba a diario.

MILENARIO CONSUMO ALUCINÓGENO EN AMÉRICA

El hallazgo en una cueva de Bolivia del bolso de un chamán de hace mil años con rastros de cocaína, hojas de coca y plantas alucinógenas como la ayahuasca, evidencian el consumo de drogas con fines ceremoniales en la antigua cultura de Tiwanaku. No era un consumo masivo o adictivo de parte de la población de esa cultura.

La cultura de Tiwanaku, que fue anterior a la de los Incas, pervivió entre el año 200 antes de Cristo y el 1.150 de nuestra era logrando una influencia en territorios de los que hoy es el norte de Chile y Argentina y el sur del Perú.

¿POR QUÉ ECUADORLA DEJÓ LA COCA?

En 1996, el Observatorio geopolítico de drogas, en Paris, editó el Atlas Mundial de Drogas en el cual Ecuador no está considerado como un país productor ni consumidor de hojas de coca. Desde hace más de 300 años se conocía que en lo que hoy es Ecuador se había dejado de consumirla.

Nos preguntamos: ¿cuáles son las explicaciones para la desaparición de la producción y consumo de la hoja de coca en el territorio de la Real Audiencia y luego en lo que hoy es Ecuador? Haciendo un análisis cronológico de las probables causas de la extinción del consumo de la hoja y su persistencia en otras áreas andinas que no sean el Ecuador observamos que: El Concilio de Lima (1567-1569) juzgó el hábito de masticar la coca como “cosa inútil, perniciosa, que conduce a la superstición por ser talismán del diablo”. Con este edicto comienza la estigmatización de esta ancestral costumbre.

En 1626, el autor colonial licenciado Juan de Mañozca hace un informe sobre el territorio de la Real Audiencia de Quito. En el capítulo 5, en alusión a la hoja de coca expone que ella era consumida por “cristianos y religiosos” y que los sacaba de quicio, haciéndoles hacer cosas indignas, e invitando a que la Inquisición realizara acciones para arreglar esta situación. A raíz de esta nueva observación, se inicia un franco declive del consumo de la coca.  

RETORNO DE ECUADOR A LA ADICCIÓN

Los mestizos ecuatorianos no fueron asiduos consumidores de plantas alucinógenas durante el período hispánico, prefirieron el alcohol, un producto que abundaba en el país y que, además, resultaba asequible a los bolsillos.

Pero a través del Puerto de Guayaquil y, curiosamente, a través de las farmacias, llegó a Ecuador  la ‘moda’ de los psicotrópicos opio y marihuana que se consumían en Europa, Asia.

Llegaban a Guayaquil a través de los marinos que recorrían el mundo. Además, sobre todo hacia la segunda mitad del siglo XIX, las farmacias los distribuían a la población libremente y sin restricciones. La venta del material se publicitaba libremente a través de llamativos anuncios en los principales diarios. El Comercio, un periódico de Guayaquil, muy popular en la década de 1870, publicó uno recomendando la compra de “Cigarrillos indios de Cannabis indica”, fabricados por la farmacéutica Grimault y Cia. El uso era netamente medicinal y se prescribía sobre todo para los asmáticos. Este tipo de anuncios siguieron apareciendo por lo menos hasta fines del siglo XX en otros periódicos.

“Si como dijimos, la cultura del consumo de hojas de coca en el Ecuador se interrumpió, por curioso que parezca el tema, resurgió hacia fines del siglo XIX cuando el expresidente Luis Cordero Crespo y el eximio vate y diplomático azuayo Honorato Vázquez vislumbraron la posibilidad de sembrarla en las vertientes orientales de la cordillera Oriental”.

De introducir el consumo de opio, principalmente, se encargó el famoso grupo de poetas llamado ‘Los decapitados’. Estaba encabezado por Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño, Humberto Fierro, Guillermo Destruge y otros que implantaron en el Quito de comienzos de siglo el culto a los poetas malditos. Ellos pusieron de moda a Baudelaire, Samain, Verlaine. Se dedicaron a los placeres mundanos y a vivir noches de desenfreno en locales como el famoso Café Central, La Palma, Fígaro, La Copa de Oro. La droga más popular entre los poetas fue la morfina. Pero también experimentaron con el opio fácil de conseguir en los fumaderos que la colonia china tenía diseminados, sobre todo en Guayaquil.

DROGAS INDÍGENAS CONSUME EL MUNDO, PERO MEZCLADAS

Ahora, las plantas narcóticas naturales que primero fueron usadas por distintas tribus de América, son procesadas en laboratorios clandestinos donde mezclan, purifican y logran síntesis muy peligrosas. La más conocida es la hoja de coca de la cual deriva la cocaína y pasta base, entre otros estupefacientes.

(Fuentes: 1 ‘Juego patológico: ¿vicio o adicción?’ Códex Psicología.com)

2 ‘Del hábito a la adicción’. Forum Terapeutic Girona.

3 ‘La verdad escondida del uso (y abuso) de drogas en el mundo antiguo que la ciencia está revelando’. BBC. Philip Matyszak. 12 octubre 2019.

4 ‘Humanos consumían opiáceos hace 3.500 años, afirman arqueólogos’. DW. 20 sep 2022).

5 ‘Bolivia: Hallan evidencia de uso de alucinógenos por chamanes de hace 1.000 años’. France24.com 20 mayo 2019

6 ‘Las drogas indígenas que hoy se consumen en el mundo’. Infobae. 28 mayo 2005.

7 ‘El uso tradicional de la hoja de coca en Ecuador cayó en el olvido’. El Telégrafo. 25 enero 2015.

8 ‘Drogas, alucinógenos y otras malas yerbas’. Mundo Diners. Noviembre 24, 2015. Fernando Hidalgo Nistri.)

Mn 27 abril 2023