lunes, 2 de enero de 2012

Ayudamemoria: ¿QUIÉN DIJO QUE EL MUNDO SE ACABARÁ EN EL 2012?

A propósito del fin del mundo en el 2012 del que muchos hablan, encontré una lectura muy interesante en la revista Gatopardo de febrero 2010. Es la nota ‘2012: adiós al materialismo’ escrita por Laura Castellanos, de la cual extraje los fragmentos que expongo textualmente:

“…me encontré con el libro El factor maya, de José Argüelles, publicado en 1987, considerado como la primera obra que introdujo la fecha del 21 de diciembre de 2012 como el día en que la humanidad iba a experimentar un cambio abrupto, sino es que su desaparición. El libro ha sido traducido a una docena de idiomas y leído en 90 países. Argüelles resultó ser un mexicoamericano doctorado en Historia del Arte que vive en Australia. Es autor de una decena de libros esotéricos y cabeza del movimiento sincronario de las 13 lunas, con presencia en 98 países.
Aunque Argüelles critica la versión fatalista sobre el año 2012, no descartó que ocurran desgracias debido a las explosiones solares que pueden golpear el campo electromagnético de la Tierra. La misma nasa lo afirma, expuso. Esto es, nos quedaríamos en la total oscuridad, sin electricidad y señales satelitales por un buen tiempo. También, como en el filme 2012, podríamos sufrir terremotos, huracanes, tsunamis. “Cualquier cosa es posible, pero yo siempre digo que tu mente es la que atrae las circunstancias”. Refrendó su propuesta de subir la vibración energética de la Tierra a partir de pensamientos positivos y la práctica de la frecuencia 13:20. Él cree, no obstante, que si el planeta estuviera al borde de la hecatombe en 2012, naves extraterrestres vendrían a recoger a los 144 mil de frecuencia más elevada. “Quizá vengan naves para llevárselos a otros mundos y continuar con su educación”, advirtió.
Las distintas interpretaciones del año 2012, recogidas en más de una veintena de libros en el mundo o en programas de History o Discovery Channel, le tienen, sin embargo, sin cuidado. “No me importan, yo fui el primero que planteó lo del 2012 en la conciencia colectiva”. Y su calendario de las 13 lunas, además, no sólo ha estado vigente desde hace 20 años, sino que parece vivir un nuevo auge en pequeños grupos que se multiplican por el mundo.
Muchos partidarios de Argüelles lo ven como un gurú, mas él se asume como un profeta o “mensajero de la ley del tiempo”. En El factor maya, él habla del calendario de la cuenta larga que registraba ciclos de 5 126 años, llamados baktun, y de cómo el último ciclo se cerraba el 21 de diciembre del año 2012. Dicha información, decodificada por el arqueólogo Eric Thompson, ya era familiar entre los estudiosos mayas de los años setenta. Era una cuenta para registrar el tiempo y fenómenos astronómicos, pero sin carga profética. Sin embargo, Argüelles dice que en sus meditaciones recibió la información de que tal calendario se usaba para medir un “rayo de sincronización galáctica” con ciclos de fluctuación de 5 125 años, y que el 21 de diciembre del año 2012 se cerraba el último ciclo, por lo que teníamos frente a nosotros una oportunidad única de cambiar y prepararnos para una era evolutiva en la Tierra.

—Cuando tenía 14 años y subí a la Pirámide del Sol en Teotihuacan, tuve clara mi  misión de recuperar las enseñanzas cósmicas de los antiguos y darlas al hombre moderno —me dijo.

Argüelles está convencido que desde su nacimiento fue predestinado a difundir el mensaje de los mayas galácticos, distintos a los mayas terrestres de la actualidad. Él nació con un hermano gemelo, al igual que Quetzalcóatl, y que los héroes mayas del Popol Vuh, Hunahpú y Ixbalanqué. Abrió los ojos en un hospital de Minessota, donde vivía su familia materna, en 1939. Su madre Ethel Meyer era de ascendencia alemana, su padre Enrique Argüelles, de Guadalajara. Su padre fue comunista y asistente del general Cárdenas, y en algún cumpleaños infantil de su hijo Cuauhtémoc, los gemelos Argüelles fueron invitados. Los primeros cinco años, la familia habitó en la calle Tula de la colonia Condesa, en la ciudad de México. Vivir en la calle con el nombre de la ciudad tolteca donde se encontraron las primeras alusiones iconográficas de Quetzalcóatl es para él otra señal de su predestinación. Luego la familia emigró a Estados Unidos. Su reencuentro con México sucedió a los 14 años, cuando fue a Teotihuacan.
Argüelles cursó Historia del Arte y desde su época de estudiante se hizo alcohólico. Culminó el doctorado, se casó tres veces y tuvo un hijo y una hija. Como académico abrazó la contracultura y se hizo un hippie afecto a las drogas de moda, como el lsd. Se adentró en el estudio de culturas y religiones, en particular de textos como el I Ching, el Corán y de sabiduría tibetana, budista, hindú y maya. También incursionó en lo esotérico, la teosofía y el pensamiento hermético. En el arte encontró la trascendencia espiritual. Plasmó sus inquietudes en mandalas bellos y complicados. Por medio del yoga y las meditaciones fundió su conocimiento, y dice que así empezó a recibir mensajes telepáticos con información enigmática, específicamente de carácter matemático. Los mayas galácticos hicieron presencia en su vida.

Su interés inicial por los mayas creció cuando su amigo Tony Shearer llamó su atención sobre la sabiduría matemática del tzolkin de 260 días. De ahí surgió su libro Earth Ascending, en el que expuso una conexión matemática del tzolkin con el adn. El libro llegó a manos de Hunbatz Men, un chamán maya de Yucatán especializado en el tzolkin y la astrología maya. Hunbatz lo buscó y compartió información calendárica con él, pues estudiaba 17 calendarios mayas cuando los arqueólogos sólo reconocían una docena. Argüelles luego leyó el libro Parapsicología maya de Domingo Martínez y su percepción sobre dicha cultura se expandió. La amalgama de conocimientos adquiridos, sumada a la información que los mayas le canalizaron, devino en El factor maya, publicado en 1987.

Ese año, con apoyo de su tercera esposa, Lloydine Burris, Argüelles organizó la “Convergencia Armónica”, un espacio en el que confluyeron manifestaciones místico-esotéricas, ecológicas, holísticas y artísticas, en distintas partes del mundo para meditar por la paz. En su organización, Argüelles hizo campaña para llamar a 144 mil personas que se apostaran en sitios sagrados entre el 16 y 17 de agosto de 1987 para así abrir energéticamente la cuenta regresiva al año 2012. La cifra, citada en el Libro de las Revelaciones de la Biblia, de aquellos que pueden ser salvados del apocalipsis, tiene para él un potencial “fractal”. Sería el número menor de seres humanos que se necesitan para crear la retícula energética que suba de frecuencia al planeta. Su convocatoria insólita fue noticia de los grandes medios: The New York Times, Wall Street Journal, USA Today, Los Angeles Times y CNN. Su movimiento creció exponencialmente.

En 1988, Argüelles incrementó su presencia en México. Viajó para hacer trabajos energéticos en centros ceremoniales prehispánicos.

Argüelles y su esposa Lloydine vivieron más de un año en México, en el departamento de María Esther Hernández y su hija Oralia. Daban talleres, conferencias, organizaban ceremonias y meditaciones. Andaban muy activos. Sus necesidades las cubrían sus seguidores con donaciones económicas y en especie. En el otoño de 1993, Hernández vio inquieto a Argüelles. Había recibido una profecía telepática que hablaba de la fractura del partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional (pri), y del asesinato de Luis Donaldo Colosio, entonces secretario de Desarrollo Social, y elegido como sucesor del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. Él ordenaría su muerte. También hablaba de un levantamiento indígena por surgir. El presagio fue llamado “Las profecías de Pacal Votan”.

En el año 2000, Argüelles y sus simpatizantes en Estados Unidos crearon La Fundación para la Ley del Tiempo, con sede en Oregón, dedicada a promover el cambio del calendario gregoriano, que según él maneja un concepto de tiempo artificial y mecánico, por el del tiempo maya, natural e interdimensional. Esta fundación promueve el calendario solar maya de 364 días más un día, llamado por Argüelles: “día fuera del tiempo”, y la cuenta sagrada o tzolkin de 260 días, basada en el movimiento de Venus. Ambos ya estaban integrados por los mayas. Argüelles les dio el nombre de calendario de las 13 lunas y 28 días o “sincronario”, pues dijo descubrir que hay frecuencias energéticas distintas cada día para que la persona sepa cómo “sincronizarse” con éstas. Su uso crearía una onda telepática masiva de armonía planetaria. Argüelles llevó su propuesta de sincronario al Vaticano y a la Organización de Naciones Unidas (onu), pero no tuvo eco.

El calendario de las 13 lunas es popular en el mundo en ciertas corrientes indigenistas, círculos místico-esotéricos, así como de ecologistas y jóvenes anarquistas, particularmente de Iberoamérica. La figura de Argüelles es, sin embargo, controversial. No sólo porque carece del respaldo de expertos arqueólogos, antropólogos o historiadores, sino también por sus periodos de consumo de drogas y alcohol. Él mismo lo reconoce en el libro 2012, Biography of a time traveler, de Stephanie South. Si bien en su movimiento no existe el culto a su persona como sucede con otras figuras del New Age, como Bhagwan Ahree Rajnessh, Osho, antiguos partidarios cuestionan su egocentrismo y cómo gastó en drogas el dinero donado a esta causa. “Traicionó los principios del movimiento”, dijo María Esther Hernández, que fue su representante en México durante nueve años, cuando la entrevisté en Aguascalientes.
En cambio, sus seguidores acogieron el título que en 2001 un consejo de ancianos le designó en Teoti-huacan: Valum Votan, “El cerrador del ciclo”, continuador del mítico Quetzalcóatl, para los aztecas, o Kukulcán, para los mayas.
Lectura completa en Google, Gatopardo, 2012: adiós al materialismo.

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