Por los sismos que nos pusieron a temblar, el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, salió a dar una rueda de prensa para informar sobre la situación. Le acompañaba el presidente Rafael Correa, no sé a título de qué, porque él es administrador del Estado, no de Quito que "no es el país", como dijeran los resentidos del gobierno por la derrota en la elección de alcalde de esta ciudad. De esa manera trataban de menospreciar a la capital de los ecuatorianos, una ciudad cosmopolita con una clase media muy deliberante. Al quiteño le apasiona hablar de política y es muy buen catalizador. Ya no le está gustando el gobierno de Correa y con su voto dijeron: ¡basta de un alcalde sumiso que se sube a la tarima del gobierno para bailar y sonreír igual que el jefe! Queremos un alcalde con personalidad.
Durante el episodio de sismos, Rodas demostró que es el otro lado de la medalla de Correa. Tiene un rostro amigable y es prudente. Correa prácticamente le culpó de los muertos que hubo por los sismos, pero tuvo que callarse cuando le demostraron que Rodas recién está tres meses en la alcaldía. La alcaldía progobiernista del pasado y el ministerio del medioambiente de este gobierno no supieron manejar el problema del funcionamiento de las canteras que ayudaron a los deslizamientos de tierra.
Rodas también demostró que es el otro lado de la medalla de Correa, en la conferencia de prensa en la que apareció el presidente. Tocó verla para escuchar las instrucciones del alcalde. El primer impacto fue de estilo. Rodas, con rostro distendido, nada agresivo, informaba y llamaba a la calma a los quiteños. Correa con cara de deseo de insultar a alguien (pero ya no encontraba a quien culpar de los sismos) hizo el eco de las palabras de Rodas. Su presencia sobraba, pero no podía dejar de subirse a la tarima del joven alcalde para intentar recuperar el voto del quiteño cada vez más impactado por actos de la 'revolución' de Correa. Está impactado por la dimensión de la contaminación por la explotación del Yasuní; por el código penal que puede mandar a la cárcel a la gente hasta por andar con su carro con llantas lisas; porque el código monetario le permite al Estado meter mano en los ahorritos que tenemos en los bancos privados; por la ley de comunicación que no nos deja expresar sentimientos, peor denunciar corrupción.
En ese afán de recuperar a los quiteños trabajan los medios del Estado manipulando la información cínicamente. De casualidad, después de la rueda de prensa sintonicé un canal del Estado y los conductores informaban de "la rueda de prensa del presidente de la república, Rafael Correa", omitiendo la presencia del alcalde Rodas o citándolo simplemente como "el alcalde", sin mencionar su nombre. Si no hubiese visto antes la rueda de prensa, hubiese creído queésta fue solo del presidente. ¡Qué manipulación! ¿Dónde está el equilibrio informativo, la veracidad? ¿Ese es el periodismo que quiere el gobierno: servil, antiético?
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